Francia., 04 de Diciembre del 2018.- El gobierno de Francia suspendió este martes por seis meses un aumento planeado de los impuestos a los combustibles en respuesta a semanas de protestas del movimiento de los llamados “chalecos amarillos”, la primera gran retractación del gobierno del presidente Emmanuel Macron tras 18 meses en el cargo.
Al anunciar la decisión, el primer ministro Édouard Philippe declaró que habría que estar “sordo o ciego” para no ver o escuchar la ira en las calles por una política que Macron ha defendido como fundamental para combatir el cambio climático.
“Los franceses que han vestido ‘chalecos amarillos’ quieren que bajen los impuestos y que su trabajo rinda. Eso queremos nosotros también. Y si no conseguimos explicarlo, si la mayoría gobernante no logró convencer a los franceses, entonces algo debe cambiar”, dijo Philippe en un discurso televisado.
Philippe indicó que en los seis meses se discutirán otras medidas para ayudar a trabajadores más desfavorecidos que dependen del transporte en vehículos para llegar al trabajo e ir a las tiendas.
“Está violencia debe parar”, sostuvo el funcionario, quien ha afirmado que están buscando a los responsables de los episodios de violencia en la capital francesa.
“El Estado es un garante de la paz, el orden público, ningún impuesto debe poner en peligro la unidad nacional”, añadió.
Varios funcionarios insinuaron más temprano la posibilidad de subir el salario mínimo, pero Philippe no hizo este compromiso.
No obstante, advirtió a los ciudadanos que no pueden esperar mejores servicios públicos pagando impuestos más bajos, por lo que era necesario que ambas partes hicieran concesiones.
Inicialmente, el movimiento de los “chalecos amarillos”, que comenzó el 17 de noviembre, se centró en denunciar la reducción en el poder adquisitivo de los hogares provocada por los impuestos de Macron a los combustibles.
Sin embargo, en las últimas tres semanas las protestas se han convertido en un levantamiento general contra Macron, criticado por muchos por adoptar políticas que según ellos favorecen a los ricos, sin hacer nada por los pobres. Algunos grupos violentos minoritarios exigen la salida del mandatario.
Las imágenes de batalla urbana a los pies del Arco del Triunfo con los agentes parapetados frente a una lluvia de proyectiles, han dado la vuelta al mundo y despertado la voz de alarma en el gobierno francés que inició una intensa ronda de consultas con responsables de partidos políticos para tratar de frenar las manifestaciones.
Los “Gilets Jaunes” (“chalecos amarillos”) son un movimiento difuso, sin líderes ni portavoces y con reivindicaciones muy diferentes. Tanto la extrema derecha como la izquierda han intentado apropiárselo, o al menos mostrar su apoyo.
Reunión previa
El primer ministro de Francia se reunió el lunes con los partidos de la oposición mientras el presidente Emmanuel Macron buscaba una forma de neutralizar las protestas en todo el país por el alto costo de vida, que llevaron a incidentes de violencia y vandalismo en París durante el fin de semana.
La llamada revuelta de los “chalecos amarillos” pilló a Macron por sorpresa cuando estalló el 17 de noviembre y supone un enorme reto para el mandatario de 40 años, que intenta superar un desplome en su popularidad por unas reformas económicas consideradas favorecedoras para los ricos.
Los antidisturbios se vieron desbordados el sábado cuando los manifestantes sembraban el caos en los mejores barrios de París, quemando decenas de coches, saqueando tiendas y destrozando casas de lujo y cafeterías en los peores disturbios acontecidos en la capital desde 1968.
El lunes, los manifestantes bloqueaban el acceso a 11 depósitos de combustible pertenecientes a la compañía petrolera Total, y 75 de sus estaciones de servicio se habían quedado sin suministro, dijo un portavoz de la compañía.
El movimiento de los “chalecos amarillos”, cuyos partidarios tienen diversas edades, perfiles profesionales y procedencia regionales, comenzó online como una rebelión improvisada contra el alza del combustible.
Con información de Notimex y Reuters