Estados Unidos, 23 de mayo del 2019.- Emma era un cruce de Shih Tzu, una raza originaria del Tíbet y que suele generar perros muy cariñosos. Ella lo era y se pasaba todo el día al lado de su dueña, una anciana que en los últimos meses había empeorado en su salud y que había tomado una polémica decisión: al morir quería ser enterrada junto con su perra… aunque Emma era una mascota perfectamente sana.
Cuando los trabajadores de un refugio para animales de Virginia, en el este de Estados Unidos, se enteraron de la situación, intentaron convencer a los familiares de la anciana para no cumplieran su última voluntad. La perra estaba perfectamente sana y no había ningún motivo para sacrificarla en ese momento.
Carrie Jones, encargada del refugio, explica a la BBC que “sugerimos en numerosas ocasiones que podrían dar al animal en adopción, porque era un perro al que podríamos encontrar fácilmente un nuevo hogar”. Sin embargo, el pasado 22 de marzo sus familiares recogieron a Emma, la llevaron a un veterinario y fue sacrificada. Después, fue incinerada y se la entregaron a la familia en una urna para que la pudieran enterrar junto a su dueña.