España, 29 de mayo del 2019.- Se llamaba Verónica. Tenía dos hijos de nueve meses y cuatro años. Y el pasado sábado se quitó la vida. No pudo soportar más la presión tras difundirse en un grupo de WhatsApp un vídeo sexual en el que aparecía ella sola.
La mujer, de 32 años, trabajaba de carretillera en la fábrica de camiones CNH Industrial situada en la Avenida de Aragón, en San Fernando de Henares, y que cuenta con 2.500 empleados. Durante la semana pasada comenzaron los rumores en los que existía un vídeo sexual de una compañera y fue, a lo largo de esa semana, cuando llegó a la mayoría de sus compañeros, hasta el punto de viralizarse.
En un principio se indicó que ella misma había mandado el vídeo por error a un grupo de WhatsApp. Sin embargo, la última versión de los hechos es que el vídeo lo compartió hace más de cinco años con una persona de la empresa con la que tuvo una relación sentimental. Ese noviazgo acabó y Verónica se casó y tuvo a sus dos niños. Ese ex amante se encaprichó hace poco con ella y quería de nuevo volver con Verónica. La mujer se negó y este hombre fue el que, según sospecha la empresa, la chantajeó con difundir el vídeo que le mandó hace tiempo, amenaza que llegó a cumplir.
El vídeo llegó al marido de la víctima, que sufrió una crisis de ansiedad. La mujer pidió perdón a su marido tras destaparse los hechos. Los propios compañeros de Verónica comentaban entre ellos, que debido a las presiones que la víctima estaba sufriendo por la difusión del vídeo acabaría abandonando el trabajo. El viernes, Verónica abandonó su puesto de trabajo antes de terminar su jornada laboral y, un día después, se ahorcó.
La mujer acudió a hablar de la situación a Recursos Humanos de la empresa, que le dijo que denunciase los hechos, pero ella no quiso dar ese paso.
Iveco ha señalado que tuvo conocimiento del caso el pasado jueves y que aplicó el protocolo que tiene para estos asuntos. Asegura que se puso a disposición de la empleada para que denunciase. También se le ofreció un cambio de puesto de trabajo o una baja. “Ella lo rechazó todo”, señalan fuentes de la dirección de Iveco. Con todo, desde la empresa no tenían constancia de que la distribución del vídeo sexual hubiera sido masiva y apuntan a que creían que sólo se difundió en su entorno laboral más cercano.
La Policía Nacional está investigando los hechos como suicidio, después de que la mujer apareciese ahorcada en Alcalá. Sin embargo, desconocían la existencia del vídeo sexual. Si no hay ninguna denuncia de los hechos no se va a investigar el caso como un posible delito contra la intimidad por la difusión del vídeo.
EL DOLOR DE SUS COMPAÑEROS
El Comité de Empresa envió el lunes un comunicado para informar a todos los trabajadores de la situación y pedir un entorno de trabajo seguro, ya que entienden que en este caso “hay unas responsabilidades compartidas y tendrán que depurarse”.
Tras conocer la noticia sus compañeros se han concentrado “a la hora del bocadillo” para manifestar su rechazo y dolor ante esta situación.
Sus compañeros se han mostrado consternados tras su muerte. “Se puso muy nerviosa y se tuvo que marchar de la fábrica porque no aguantaba la presión, tanto aquí como de su entorno familiar”, declaró Susana Martín, compañera de trabajo de la fallecida, en La Sexta. “Ella quería que la historia pasase, que la gente dejara de hablar cuanto antes. No tenía pensado denunciar”, añade Martín.
En un principio, Verónica no quiso darle importancia, pero luego fue víctima de “miradas y de gente que iba al puesto de trabajo para ver quién era la compañera. Sufrió mucha presión”, declara otro compañero. En el vídeo, Verónica aparece sola.
El martes por la tarde se reunieron unos 300 compañeros de Verónica en otra concentración convocada por los trabajadores. Se leyó un poema titulado “cuando me amé de verdad”. Tras la lectura se ha guardado un minuto de silencio y se ha aplaudido a Verónica durante más de 30 segundos.
La mayoría no ha querido comentar lo sucedido. Pocos, rotos por el dolor, han hablado: “Son cosas que duelen en el alma. A mí el vídeo no me llegó pero de oídas sabía de qué iba”, señaló un hombre. Otro añadió: “Es una empresa tan grande que en mi departamento nadie la conocía”. “El pasado viernes se fue antes del trabajo y estaba fatal”. La acompañó una compañera a su casa horas antes de que se produjese el trágico suceso.
Una compañera que trabajaba en su mismo departamento de mecánica contó que se la trató de ayudar sin éxito por parte de la empresa. “Ella estaba muy mal y muy triste cuando se enteró de que estaban difundiendo el vídeo. Era una chica buenísima, contenta siempre y muy positiva. Nos enseñaba siempre las fotos de sus niños. Lo que no entiendo es cómo la gente lo ha ido difundiendo. Se han perdido los valores y la palabra aunque los compañeros que lo hicieron pensando que era una broma y que no hacían tanto daño”.
El Código Penal castiga con una pena de prisión de tres meses a un año de prisión o una multa de seis a 12 meses “el que, sin autorización de la persona afectada, difunda, revele o ceda a terceros imágenes o grabaciones audiovisuales de aquélla, que hubiera obtenido con su anuencia,… cuando la divulgación menoscabe gravemente su intimidad personal”.