La magistrada Sarah Hugget, de un tribunal de distrito de la ciudad de Sidney, señaló en su fallo contra Richard Haynes, de 74 años, que este no podrá solicitar la libertad condicional hasta 2050 por los delitos cometidos contra su hija.
Desde los 4 años y hasta los 11, Jenny Haynes, la segunda de los tres hijos del agresor, fue violada regularmente por su padre de forma violenta, incluso torturada.
En 1981, cuando tenía once años, su familia regresó de Sidney a Reino Unido, donde después sus padres se separaron.
Para mantener en secreto los continuos abusos sexuales su padre la amenazaba con la muerte de su madre o matar a su mascota, además de menospreciarla o asegurarle que podría hacer lo que quisiera con ella, un maltrato psicológico que le causó problemas mentales.
Como consecuencia y para sobrevivir al dolor y al trauma causado por los abusos, Jenny Haynes, quien renunció al anonimato que las autoridades australianas ofrecen a las víctimas de delitos sexuales, padece de un trastorno de identidad disociativo mediante el cual desarrolló unas 2 mil 500 personalidades.
“Estoy emocionada que mi papi me haya visto y que me oiga”, dijo con una gran sonrisa y entusiasmo infantil Symphony, una niña de 4 años y que es una de la más de treinta personalidades que testificaron contra Richard Haynes, el pasado mayo tras dar su testimonio ante el tribunal.
Después de que los periodistas solicitaron la asistencia de Jenny, esta se refirió sobre Symphony como la persona que “salvó nuestras vidas”, aunque poco después Muscles, otra de las personalidades, interrumpe para llamar “bastardo” a su padre.
Richard Haynes se declaró culpable después del testimonio de su hija, “no porque estuviera conmocionado por la enormidad de sus actos, sino porque no pudo manejar lo que dijo ‘Symphony’ cuando contó lo que le hizo con detalles explícitos y desgarradores”, recordó Jenny Haynes durante una entrevista al programa 60 minutos del canal 9.
Con información de López Doriga Digital