Reino Unido se adelanta a EEUU y la UE y autoriza el uso de la vacuna de Pfizer y BioNTech

Reino Unido., 02 de Diciembre del 2020.- El Reino Unido se ha convertido este miércoles en el primer país del mundo en dar su autorización al uso de la vacuna de Pfizer y BioNTech, por delante de Estados Unidos y de la Unión Europea. La Agencia Regulatoria de Medicinas y Productos Sanitarios (MHRA, en sus siglas en inglés) ha asegurado que la vacuna, que según sus creadores tiene una eficacia del 95% frente a la covid-19, podrá comenzar a suministrarse por todo el país a partir de la semana que viene. El Gobierno de Boris Johnson ha encargado ya 40 millones de dosis, que alcanzarán a 20 millones de ciudadanos. Los primeros 10 millones de ellas estarán disponibles pronto, han dicho las autoridades británicas, y la semana próxima llegaría al país una primera entrega de 800.000. La inmunización requiere dos dosis por paciente, con un margen de tiempo entre ellas de 21 días. “La decisión de la MHRA es el resultado de ensayos clínicos rigurosos realizados durante meses, y del análisis exhaustivo de los datos por parte de los expertos de la agencia, que han llegado a la conclusión de que la vacuna reúne los niveles más estrictos de seguridad, calidad y eficacia”, ha dicho un portavoz del Ministerio de Sanidad británico.

A pesar de que aún no ha concluido el periodo de transición del Brexit, y hasta el próximo 31 de diciembre el Reino Unido sigue sujeto a las decisiones de la Agencia Europea del Medicamento, la legislación británica permite a la MHRA tomar medidas unilaterales en caso de “urgente necesidad pública”, como ha ocurrido en este caso. “El Servicio Nacional de Salud (NHS, en sus siglas en inglés) tiene una larga experiencia demostrada en la puesta en marcha de campañas de vacunación a gran escala, desde la gripe invernal a la tuberculosis. Una vez superados los trámites últimos y que empiecen a llegar las primeras dosis a los hospitales de Inglaterra, comenzaremos a ofrecer este tratamiento revolucionario a los ciudadanos, a través de un programa que se expandirá por todo el país en los próximos meses”, ha dicho el director ejecutivo del NHS.

Las autoridades británicas han elaborado una lista provisional de distribución de la vacuna. Entre los primeros objetivos están las residencias para personas mayores y el personal que las atiende, seguidas por los ciudadanos mayores de ochenta años y el personal de hospitales. “Cincuenta hospitales por todo el país están ya listos y esperando para recibir las primeras dosis. Habrá, además, centros de vacunación grandes donde podrá atenderse a los ciudadanos, además de una distribución más local a través de consultas médicas y farmacias”, ha dicho a la BBC el ministro de Sanidad, Matt Hancock.

La lista de prioridades continúa con los mayores de 75 años; los mayores de 70 junto a las personas extremadamente vulnerables por razones médicas; los mayores de 65; los individuos de entre 16 y 64 años que sufran de condiciones patológicas previas que incrementen su riesgo de enfermedad o muerte; y finalmente, en este orden, los mayores de 60, 55 y 50 años. El Gobierno de Johnson ha descartado imponer la obligatoriedad de la vacuna entre los ciudadanos.

A pesar de que la vacuna requiere un almacenaje de muy baja temperatura (-70º centígrados), el Gobierno del Reino Unido ha asegurado que “la cadena de frío exigida no supondrá problema alguno, ni afectará a la rapidez con que se comiencen a recibir las primeras dosis”. Pfizer ha diseñado una serie de innovaciones en producción y distribución, asegura la compañía, que facilitarán la distribución. Unos contenedores térmicos alimentados con hielo seco y dotados de sensores de temperatura asegurarán el mantenimiento de la vacuna por un periodo de hasta quince días. “Una vez almacenada en un frigorífico, la vida efectiva de la vacuna es de hasta cinco días en temperaturas de entre 2º y 8º, con lo que su acaparamiento y distribución por todos los centros del país no resulta complicada”, ha dicho un portavoz del Ministerio de Sanidad británico.

La doctora June Raine, directora ejecutiva de la MHRA, ha defendido la rapidez de la agencia, que se ha adelantado a sus homólogos europeo y estadounidense. “Hemos atendido a una situación nacional concreta, pero sin dejar de seguir todos los estándares internacionales exigidos”. Con ayuda de gráficos expuestos en una pantalla, Raine ha detallado el largo proceso puesto en marcha desde junio a diciembre, que ha supuesto la colaboración simultánea de diversas agencias y multitud de expertos. “Si me permiten la analogía, ha sido como escalar una gran montaña. Preparación, preparación y preparación desde junio. Instalación del campamento base en octubre, con los primeros análisis provisionales, y esfuerzo final hasta hoy mismo”, ha dicho la responsable de la MHRA. Las diferentes fases del proceso regulatorio se aceleraron a través de un solapamiento entre ellas, ha explicado, a la vez que ha insistido en que no se han tomado ningún tipo de atajos.

El profesor Munir Pirmohamed, presidente de la Comisión de Medicamentos para Humanos (un organismo independiente de análisis integrado dentro de la propia MHRA) ha explicado que la eficacia completa de la vacuna se adquiere 7 días después de la segunda dosis. Es decir, 28 días después de comenzar el tratamiento. “Aunque hemos constatado un cierto nivel de protección inmunológica a los 12 días de la primera dosis”, ha señalado.

La vacuna de Pfizer y BioNTech es del tipo llamado mRNA, y utiliza un pequeño fragmento de código genético del coronavirus para despertar en el organismo una respuesta de defensa frente a la covid-19 y comenzar a construir defensa inmunológica. El Reino Unido también ha encargado hasta 100 millones de dosis de la vacuna desarrollada por la Universidad de Oxford y el laboratorio anglo-sueco Astrazeneca. En este caso, la técnica consiste en una versión debilitada de un adenovirus del resfriado común de los chimpancés, modificada con información genética del nuevo coronavirus.

EL GOBIERNO DE JOHNSON ATRIBUYE AL BREXIT SU RAPIDEZ EN APROBAR LA VACUNA

Con una credibilidad por los suelos, según las encuestas, y recién salido de una revuelta parlamentaria en su propias filas a cuenta de la estrategia contra la covid-19, el Gobierno de Boris Johnson se ha apresurado a intentar sacar rédito político de la autorización de la vacuna de Pfizer y BioNTech. “Hasta principios de año, formábamos parte de la Agencia Europea del Medicamento (EMA, en sus siglas en inglés). Gracias al Brexit hemos podido tomar esta decisión basados en los criterios del regulador británico, y no al ritmo de los europeos, que suelen ser algo más lentos”, ha dicho el ministro de Sanidad, Matt Hancock, este miércoles. Enseguida ha surgido una lluvia de críticas por parte de expertos, que le han recordado al ministro que el Reino Unido sigue siendo parte de la EMA hasta que concluya el periodo de transición acordado entre Londres y Bruselas, el próximo 31 de diciembre. La MHRA (Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos Sanitarios, en sus siglas en inglés) se ha limitado a aplicar una cláusula legal aprobada hace ya años que permite a los países tomar decisiones regulatorias de modo unilateral en circunstancia de “urgente necesidad pública”, como ha sido el caso de la pandemia del coronavirus. De hecho, la directora de la MHRA, June Raine, ha asegurado que su agencia “ha seguido rigurosamente todos los estándares internacionales de aprobación”, aunque ha reconocido que su prioridad ha sido una “situación nacional” concreta. Es decir, la situación de la pandemia en el Reino Unido.

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