Guanajuato, Gto., a 21 de abril de 2025.- La Semana Santa es, para millones de personas
en el mundo, un tiempo de profunda reflexión espiritual. En el caso de los once Centros
Estatales de Prevención y Reinserción Social (Cepreresos) del Estado de Guanajuato, este
periodo también se vivió con respeto, esperanza y pleno reconocimiento a la libertad
religiosa de las personas privadas de la libertad.
A lo largo de la Semana Mayor que este año transcurrió del 13 al 20 de abril se
llevaron a cabo diversas actividades religiosas garantizando el libre ejercicio de la fe como
parte del derecho a la dignidad y la espiritualidad, coordinadas con el apoyo de los grupos
de Pastoral Penitenciaria.
La religión, en contextos de privación de la libertad, puede representar consuelo
emocional y espiritual para quienes buscan un nuevo comienzo. Es por ello que durante
estos días, actos como el Lavatorio de pies, la representación del Viacrucis viviente o la
conmemoración de la Última Cena, sirvieron como manifestaciones de fe, introspección y
reconciliación interior para cientos de personas privadas de la libertad.
El Lavatorio de pies, que rememora el gesto de humildad de Jesús hacia sus discípulos, se
vivió como un ejercicio simbólico de respeto, empatía y servicio mutuo entre las propias
personas privadas de la libertad. Por su parte, la Última Cena se convirtió en un momento
de convivencia, fraternidad y sentido de comunidad.
Uno de los momentos más significativos fue la representación del Viacrucis viviente, que
permitió a los participantes identificarse con el dolor, el arrepentimiento y la posibilidad
de redención. Para muchos, cada estación del Viacrucis encontró un vínculo con su propia
historia personal y abrió paso a una narrativa de fe, perdón y transformación.
Estas actividades también contribuyeron a fortalecer el tejido emocional, la convivencia
pacífica dentro de los centros penitenciarios y abonan a uno de los pilares de la
reinserción: la paz interior.
En Guanajuato, el respeto al libre ejercicio religioso es un derecho y una herramienta
importante en la construcción de nuevas oportunidades para las personas privadas de la
libertad, pues a través de la práctica espiritual, se abre la posibilidad de reconciliación
consigo mismos, con sus familias y con la sociedad.
Con estas acciones, el Gobierno de la Gente, a través de la Secretaría de Seguridad y Paz,
reafirma su compromiso con una reinserción digna, humana y cercana, donde cada
persona tenga la posibilidad de reconstruir su historia. Porque la paz también se construye
con segundas oportunidades.