27 de Marzo del 2019.- El papa Francisco permitió a monjas y curas besar el anillo papal el miércoles en su tradicional audiencia en la Plaza de San Pedro, dos días después de ser criticado a la luz de un video que le mostraba retirando la mano de varios feligreses.
Algunos sectores conservadores criticaron el gesto del pontífice de retirar la mano, denunciando que ello demuestra que Francisco se está distanciando de las doctrinas y las tradiciones de la Iglesia católica.
El Papa estaba de visita el lunes en Loreto, popular destino de peregrinaje italiano, donde recibió a una larga fila de fieles algunos de los cuales le dieron la mano, le besaron la mano o agacharon la cabeza en señal de reverencia.
¿DEMASIADOS BESOS?
Francisco empezó a retirar la mano solo después de haber saludado a una gran cantidad de personas.
Quienes defendieron al Papa señalan que aún tenía pendiente ir a visitar a un grupo de enfermos y dirigir una sesión de plegarias.
De cualquier manera, Francisco el miércoles nuevamente permitió a curas y monjes besarle la mano, en la audiencia tradicional celebrada en la Plaza San Pedro del Vaticano.
Uno de ellos fue sor María Concetta Esu, una monja y obstetra de 85 años de edad que ha ayudado en unos 3 mil partos como misionera en la República Centroafricana.
El Papa, parado al lado de Esu quien le ayudó a sujetar unos papeles que casi fueron soplados por el viento, narró el momento en que la conoció en Bangui en el 2015, a donde ella llegó en una canoa.
Esto es en señal de afecto y agradecimiento por todo el trabajo que usted ha hecho entre nuestros hermanos y hermanas africanos, en servicio de la vida, de los niños, de las mujeres y de las familias”, dijo Francisco, otorgándole una medalla. Ella seguidamente se inclinó y le besó la mano.
Entre los que estaban observando estaba Mark Coleridge, arzobispo de Brisbane, quien tuiteó: “¡Le besó el anillo!”.
JOYA ÚNICA
Conocido como el ‘anillo de pescador’ en honor al apóstol Pedro, quien fue pescador y eventualmente el primer papa, el anillo que usa Francisco es de plata bañado en oro, con una imagen de San Pedro sujetando las llaves de la Santa Sede.
Cada papa escoge su propio anillo, el cual es destruido al concluir su papado como símbolo del fin del reinado de cada pontífice.