19 de Febrero del 2019.- “Zorra”, “fea e inútil”, “mujer asquerosa” son insultos dirigidos a las mujeres a través de redes sociales.
Tal fue el caso de la cantante alemana Lena Meyer-Landrut, víctima de acoso cibernético. Para responder al odio escribió todos los mensajes en un espejo con un plumón negro, se tomó un selfie con ellos y lo subió a Instagram.
En un día recibió unos 150 mil “me gusta” y miles de personas respondieron a su post.
El acoso cibernético es un acto agresivo e intencionado llevado a acabo de una manera repetida y constante a lo largo del tiempo, mediante el uso de formas de contacto electrónicas por parte de un grupo o de un individuo contra una víctima que no puede defenderse fácilmente, explicó la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres (Conavim) en su página de internet.
AGRESIONES
Los ataques pueden incluir envío masivo de correos electrónicos, mensajes de texto o privados, que son ofensivos o amenazantes.
Además, se consideran acoso las publicaciones ofensivas o violentas en línea, explicó el Instituto Europeo para la Equidad de Género (EIGE, por sus siglas en inglés) en el artículo Violencia cibernética contra mujeres y niñas.
También, según el documento, las imágenes o mensajes sexualmente explícitos son considerados como ciberacoso.
Además, los mensajes privados, amenazas de violencia física o sexual.
Los discursos de odio, lenguaje denigrante e insultos a partir del género, orientación sexual, raza o condición también lo son.
Por lo cual, bajo estas condiciones, cualquier mujer en el punto de mira puede convertirse fácilmente en un objetivo.
“Los estudios sugieren que ellas son desproporcionadamente más víctimas de ciberataques con relación a los hombres”, agregó el estudio.
El odio en internet afecta a todos los géneros, pero adquiere una faceta diferente con las mujeres.
“Cuando las mujeres son insultadas en internet, en seguida se alude a su aspecto físico. Se les humilla, se insulta su apariencia, se les llama putas”, aseguró Ingrid Brodnig, una periodista austriaca que publicó un libro sobre el comportamiento de la gente en las plataformas digitales.
Después siguen las amenazas, que suelen ser de violación.
“Se trata de la devaluación de alguien como ser humano”, afirma Brodnig.
De acuerdo con cifras de ONU Mujeres, una de cada diez mujeres que habita en la Unión Europea declaró haber sufrido ciberacoso desde la edad de 15 años.
El riesgo de padecer este tipo de agresiones es mayor para las mujeres jóvenes con edades comprendidas entre los 18 y los 29 años.
SUS VOCES
Hay una larga lista de mujeres que hablaron sobre sus experiencias con este tipo de abuso en línea.
La política alemana de izquierda, Julia Schramm, activa en Twitter, recopiló todos los mensajes de odio que recibió: “Consigue algo de tetas” y los posteó en un blog.
Posteriormente, los publicó en forma de libro a principios de año.
“Creo que la mayoría de hombres que escribe ese tipo de cosas ni siquiera sabe qué efecto tienen”, afirma.
Los agresores se resguardan en el anonimato.
“Es más fácil ser brutal en internet porque no ves a la otra persona, porque no tienes que enfrentarte a lo que estás haciendo y porque la otra persona tampoco te ve a ti”, agregó Brodnig.
Para el sicólogo social Ulrich Wagner, esto se ve agravado por el “sexismo brutal” que se combina con el lenguaje brutal.
“Los estereotipos negativos que existen sobre las mujeres son mucho más fáciles de explotar online”, aseveró.
Antes de la llegada de internet, esos mensajes mezquinos sólo eran posibles por carta anónima, señaló el sicólogo.
“No hay la misma emoción cuando tienes que ir al buzón primero y luego imaginar que la carta llegará en dos días. No es un efecto tan inmediato”, dijo, explicando el aumento de mensajes de odio en línea.
Lo que motiva este tipo de mensajes “puede ser el sexismo pero también la rabia extrema”, afirmó Wagner.
Brodnig también diferencia entre distintos tipos de agresores.
“Algunos quieren descargar agresividad, otros disfrutan humillando a otras personas”. Los “troles”, por ejemplo, surfean internet por el mero hecho de hacer sufrir a otros.
Meyer-Landrut reaccionó de la manera correcta haciendo un selfie de los insultos recibidos escritos en su espejo, dice Brodnig.
“Mostró el problema sin ofrecer un escenario a los insultos”, detalló.
“Les robó las palabras para plantear la cuestión”, continuó.
Es importante hablar de este tipo de experiencias.
Y subraya que los insultos extremos deben ser reportados.
De acuerdo con Amnistía Internacional, muchas mujeres ya no se atreven a expresar sus opiniones en línea debido a este tipo de ataques.
“Existe el peligro de que las mujeres sean expulsadas del debate público porque están experimentando un internet diferente, más brutal”, aseguró.
Al día siguiente de su selfie, Landrut publicó otra foto de sí misma.
Junto a la imagen escribió: “Crecer a través de la resistencia”.
Con información de “Excélsior“